Alguien dijo una vez aquello de “Somos lo que comemos” y, tal vez literalmente sea una exageración, pero hizo un correcto hincapié en la intrínseca relación que existe entre nuestra nutrición y el estado de salud general que presentamos. Se han realizado múltiples estudios sobre la capacidad de muchos nutrientes como factor de protección contra la depresión; y hoy vamos a echar un vistazo a las conclusiones respecto a la relación del café con la depresión.
La cafeína como principio activo tiene un efecto estimulante del sistema nervioso (el café descafeinado, por lo tanto, no cuenta para estos estudios). Además de sus propiedades positivas para el riego coronario, los principales efectos que se aprecian tras la ingesta son la sensación de tener más energía, sentirse más despierto y con mayor capacidad de atención y concentración. Esto es debido a quela cafeína influye en la liberación de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, íntimamente ligados con el estado de ánimo.
Algunos de estos estudios longitudinales se centraron en el estudio de miles de mujeres –con edades comprendidas en torno a los 60 años–. Se llegó a la conclusión de que, aquellas mujeres que tomaban entre 2 y 3 tazas de café al día, reducían el riesgo de padecer depresión en torno a un 15%, y las que bebían 4 o incluso más tazas, llegaban a reducirlo hasta en un 20%. ¿Es, en consecuencia, el café un antidepresivo? Tal vez sea demasiado llegar a afirmar tal cosa, pero no cabe duda de que sí tiene efectos preventivos positivos que han de valorarse en su justa medida.
Por otro lado, muchas personas siguen pensando que el café es una clase de “droga” (prejuicio que tendrá su base en la reactivación física y mental que su ingesta provoca casi de inmediato. La sustancia en sí –más allá de los hábitos que podamos tener adquiridos– no es adictiva). Y como toda sustancia, ha de tomarse equilibradamente si queremos evitar efectos nocivos sobre el organismo; pero ya ha sido sobradamente demostrado que una ingesta de cafeína de hasta 300 mg al día en adultos sanos se considera normal y sin perjuicios para su salud. En todo caso, la cantidad exacta de cafeína que puede “sentarnos bien” depende de las características de la persona. Algunos pueden llegar a tomar más de 5 tazas al día y dormir sin problemas, mientras que el amigo que le acompañe al tomar su primera taza, ya se sentirá “sobreestimulado” para toda la tarde. Puedes probar diferentes cantidades a lo largo del tiempo, y calcular cuál es tu medida ideal ;)
Como bien sabes, luchar contra la depresión involucra a todas las áreas de la persona en su conjunto: física, mental y conductualmente. Por eso desde aquí te animamos a que pruebes las múltiples opciones de tratamientos que tienes a tu disposición; aquellos elementos individuales que pueden ayudarte en tu mejoría (¿es el café uno de ellos? ¡Compruébalo!) y recuperar completamente tu salud. Puedo decirlo por experiencia propia: a base de esfuerzo, paciencia y perseverancia, se consigue todo.
Tenlo por seguro.
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