La mayoría de los empresarios y directores de marketing trabajan mucho más de lo que deberían y consiguen resultados mucho menores a los que podrían.
Se ponen metas como “aumentar mis ganancias” o, “tener más clientes” y eso es prácticamente, apostar por el fracaso.
¿Por qué?
Porque son objetivos sumamente vagos y es eso lo que hace, que el empresario promedio parezca un ciego, en medio de un laberinto a oscuras, en una noche sin luna.
¿Por qué?
Porque son objetivos sumamente vagos y es eso lo que hace, que el empresario promedio parezca un ciego, en medio de un laberinto a oscuras, en una noche sin luna.
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